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El tamaño del huevo, además de su peso y proporción de clara aumenta con la edad de la gallina, aunque el tamaño puede potenciarse con ciertos nutrientes en su dieta. La normativa de comercialización del huevo establece 4 clases de peso: huevos S, con un peso menor a 53 grs.; huevos M, con un peso comprendido entre 53 y 63 grs.; huevos L, con un peso que oscila entre los 63 grs.y los 73 grs.; y huevos XL, cuyo peso es superior a 73 grs.

La calidad de un huevo no tiene que ver con el tamaño ni tampoco con el sistema de producción utilizado o el color, como se piensa generalmente. Lo que importa realmente es su frescura.

Fundamentalmente, depende de los pigmentos de su dieta, que puede variar desde el amarillo pálido hasta el rojizo.

Esas manchas que en ocasiones se observan en la clara del huevo pueden deberse a varios motivos. Puede tratarse de una descamación del epitelio del útero, de partículas de carbonato de calcio que se han desprendido cuando se estaba formando la cáscara, o pueden ser manchas de sangre que han cambiado de color. En cualquier caso, según la comunidad científica, estas manchas no entrañan ningún riesgo para el consumidor.

La Unión Europea determina 4 tipos de granjas: Granjas de gallinas en jaulas, granjas de gallinas en suelo, granjas de gallinas camperas y granjas de producción ecológica.
Es importante remarcar que todas ellas deben cumplir con las normas del Modelo Europeo de producción de huevos, basado en garantizar la seguridad alimentaria, el bienestar y salud de las aves.

No hay sistema que sea mejor o peor para la calidad del huevo y su valor nutricional. Éstos son similares en cualquier tipo de granja, y su precio varía fundamentalmente por los costes de producción de los diversos sistemas de producción.

Sí, el huevo está compuesto por muchos nutrientes que son esenciales para una alimentación equilibrada. La conocida proteína del huevo, además, es considerada como la de mayor valor biológico y es muy digestiva. También tiene sustancias bioactivas, que influyen en la actividad celular y fisiológica y tienen un impacto positivo en la salud de las personas.

Están casi todas, menos la vitamina C. Destacan por su alto contenido la vitamina B12, biotina, ácido pantoténico y vitamina D.

Hay acuerdo en la sociedad científica en que es recomendable consumir de dos a tres raciones de alimentos proteicos a diario y, por el momento, no puede afirmarse que el consumo diario de huevos sea perjudicial para la salud. En todo caso, hay que tener en cuenta el consumo energético de cada persona y tener presente que un consumo excesivo de cualquier alimento no es recomendable.

Si el huevo no se ha pelado y todavía conserva la cáscara, puede durar una semana aproximadamente, siempre que esté refrigerado. Si ya está pelado, se recomienda consumirlo el mismo día.

Ese color es el resultado de una reacción química entre la clara y la yema cuando el huevo está cocido en exceso; también puede ocurrir con las tortillas y los huevos revueltos. En esos casos y para evitar que aparezca ese color, se puede añadir un elemento ácido en la preparación.

Lo esencial es evitar continuos cambios de temperatura. Es recomendable conservarlos en el frigorífico a una temperatura de unos 5 grados y sólo deben retirarse del mismo justo antes de cocinarlos.

En sí mismo, el huevo no modifica sus condiciones desde su puesta, siempre que se mantenga la temperatura de forma estable y controlada. Hay que tener en cuenta que los cambios bruscos de temperatura afectan a la permeabilidad de sus poros.

El huevo tiene en su cáscara una capa protectora que, de romperse, facilita la entrada de microorganismos, dado que la cáscara es porosa. Además, la normativa de la Unión Europea prohíbe lavarlos cuando son para consumo humano. Si nos encontramos con algo de suciedad seca, puede rasparse y eliminarse con un utensilio de cocina. Se podría lavar con agua justo antes de consumirlo, pero no para guardarlo posteriormente.

Si el huevo ha estado bien conservado, será seguro consumirlo. Incluso, aunque haya vencido la fecha de consumo preferente, podría consumirse siempre y cuando haya estado bien conservado desde su compra, el huevo esté limpio y con la cáscara intacta, además de comprobar que su aspecto y olor característicos son normales. Aun así, en estos casos es especialmente recomendable que estén bien cocinados.

El valor nutricional del huevo, su composición y la seguridad alimentaria del mismo es igual en todos los tipos de huevos, tanto ecológicos como convencionales. Los controles de seguridad alimentaria que han de hacerse son igual de estrictos y rigurosos en ambos tipos de producción.

El valor nutricional es generalmente el mismo. El color de la clara y la yema tiene que ver con el pigmento de los alimentos que las gallinas consumen. Sin embargo, las aves de casa y sus huevos no suelen recibir los controles veterinarios propios de granjas comerciales, además de realizarse análisis de calidad del agua y de que el alimento sea el adecuado, completo y equilibrado.